lunes, 12 de mayo de 2014

187, Amsterdam y el cielo.

Asumida la perdida entendio su rol en el juego,
ser un paría emocional no era facil, para nada.
Pudo ser peor, se vió estancado.
Pocas veces se sintió tan solo como en ese 187 hora pico.
Odiando el consumismo berreta del centro, todo lo que tuviera que ver con ella, 
con ellas.
Odiar no es malo, odiar es amar, amar el odio.
Como ese pibe fumando en la ventana, viendo la decadencia montevideana,
los miles de armatostes de metal, alimentados a humo negro y el eterno devenir
Ciudad Vieja Palacio de la Luz.